sábado, 4 de abril de 2009

MUERTE EN LAS VEGAS

Siempre tenía las uñas sucias y podía comer hamburguesas sin engordar, llevar los dedos pegoteados de mostaza y decirme que todo va a estar bien.
- Todo va a estar bien-, dijo y la mostaza se escurría por los lados. Ella se prostituía del lado contrario de la calle, mirando hacia el mar. Yo paraba autos mirando al cerro, cuando nos cruzábamos a fumar un cigarrillo mirábamos a la ciudad. Siempre le gustaron las luces de la ciudad y las hamburguesas y decir que todo iba a estar bien. Si la noche iba bien parábamos de jugar con desconocidos y paseábamos como si todo realmente importara algo, fumando cigarrillos caros y hablando de Elvis y Las Vegas, yo siempre estaba colocado de tristeza, ella comía hamburguesas y evitaba limpiar sus dedos impregnados de mostaza. Ella quería una pequeña caja que no traía nada, no había música ni bailarina en aquella caja, yo quería que ella me guardara dentro, que me diera una respuesta – Moriremos en Las Vegas- dijo.

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