Cristián Warnken Jueves 05 de Febrero de 2009
http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2009/02/05/babelita.asp
B a b e l i t a
Yo soy la torre fantasma, el viento recorre mis pisos vacíos, me yergo como el esqueleto de lo que pudo haber sido, morí antes de nacer, soy la primera torre inconclusa de las muchas que quedarán sin acabar en el invierno que se avecina. Babel fue desbaratada de un golpe (cuando Dios golpea, derriba).
Las Torres Gemelas se convirtieron en cenizas después de un zarpazo más fiero que el del "odio de Dios". Yo no fui derribada por odios tan atávicos, el mío es un final de comedia. Soy hija de la desmesura, de la pretensión, un grueso error de cálculo.
La giganta con pies de barro, concebida en una época en que la especulación se separó de la realidad. Irrumpí en un barrio tranquilo, cerca del río, sin preguntar, sin escuchar, sin ver lo que me rodeaba. No les importó a mis constructores que mi aparición -como la de Gulliver en el país de Lilliput- pudiera alterar la armonía o producir un caos, vomitando autos a avenidas colapsadas.
Yo era la niña símbolo de un Bicentenario cacareado a los cuatro vientos. Y así como no les importó cómo nací, tampoco les importó dejarme ahora desvestida, horrible como me ven, mostrando impúdicamente mi vacío y mis estructuras más íntimas, abandonada como ruina babilónica de hormigón y fierro, escultura a la imprevisión y la pretensión. ¡Ay de las ciudades y países que creen que para crecer hay que hacerlo todo en "mega", ay de esa megalomanía pretenciosa, de nuevo rico, a la que no le importa arrasar para irrumpir mostrando su "grandeza"!
Los visionarios del siglo XIX dejaron como huellas en la ciudad museos, plazas, hitos de estirpe noble, hermosos mercados, cantos de piedra a la belleza, decimonónica, pero belleza al fin. ¿Qué dejarán estos visionarios del XXI?
Me dejaron a mí...
¿Seré yo, acaso, la imagen de lo que nunca llegamos a ser, la cara visible de nuestras mentiras, el ingrato espejo que nos devuelve el patético reflejo de un país a medias?
Soy la ruina que adelanta la ruina, soy la mensajera del colapso, pura fachada, pura promesa, fósil en el desierto que avanza. Algunos niños preguntan a sus madres: "¿Por qué está abandonada esa torre tan grande, mamá? ¿Quién responderá a los que vienen? ¿Y qué lección sacarán de mí? ¿Seré el último ejemplo del síndrome del "elefante blanco" que a veces nos aqueja?
Sé ya que hay alguien que me ha bautizado como "Hybris" (desmesura, en griego)... No sé, no me gusta, prefiero "Babelita". Me da pena pensar que iba a estar tan cerca de las torres de Sanhattan, tenía tanta ilusión en salir al lado de ellas en la foto, llegar a convertirme en la Eiffel chilena... ¿Qué nos ha pasado, que de a un tiempo a esta parte nos vienen arrebatos de grandeza, aspiracionalismos arquitectónicos de emirato?
A veces tengo pesadillas y veo legiones de mendigos prendiendo fogatas en mi interior... Tengo vértigo de altura, y si antes ensoñaba con inauguraciones grandiosas, cortes de cinta, discursos pomposos y eventos sin fin, ahora se me interponen imágenes apocalípticas. Ejércitos de cesantes avanzando por las calles, ollas comunes en lo que iba a ser mi primer piso, asesores y funcionarios de la burocracia estatal vagando como fantasmas, buscando una "tajadita", prometiendo suculentos contratos arquitectónicos y viales, en medio del colapso y la recesión.
Éste será un invierno muy duro para mí, un invierno largo y seco. Tendrán que soportarme mucho tiempo así, como lo que soy, una torre de nada para nadie... Me dirán la intrusa, la presuntuosa, la ridícula, la fatua, la sinfonía inconclusa, la patética que espera siempre que la vengan a terminar, la que tal vez alguien en el futuro sugerirá derribar, la que no llegó a ser ni obra gruesa, la vacía de todo. La loca... Ja, ja, ja... ¿No escuchan mi risa conversando con el viento, mientras cae la noche sobre la ciudad?
viernes, 6 de febrero de 2009
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